02 junio 2007

Leyendas de los Otori: con la hierba de almohada


Título: Leyendas de los Otori: con la hierba de almohada
Autora: Lian Hearn
Editorial: Alfaguara S. A. - Santillana
Nº de páginas: 336
Precio: 16'65

Sinopsis:

Todo el mundo cree que el señor del clan Tohan, Iida Sadamu, ha sido asesinado por Takeo, el joven hijo del señor Otori Shigeru. Tras la confusión por el asesinato , los Tohan han sido vencidos por los Seisshu, apoderándose así de los Tres Países.

Takeo se une a la Tribu para salvar su vida, y como respuesta a un juramento que le sirvió para vengar la muerte de su padre. Mientras convive con la Tribu desarrolla aún más sus tremendos poderes y tiene tiempo de reflexionar sobre toda la enorme belleza que encierra la vida. Pero los deseos de vengar el asesinato de su padre adoptivo, Shigeru, y de reclamar la herencia que éste le dejara al morir le arrojan a un destino desgarrador.

Por su parte, Kaede se esfuerza por restaurar las tierras de su familia, los Shirakawa, y el honor de su linaje, ya que al volver a casa se ha encontrado con su madre ya fallecida y a su familia sumida en la pobreza. Ello se debe a que su padre ha perdido el juicio y no se preocupa por sus dominios.
Esto le hace esforzarse por aprender lo que aprende cualquier hombre (administración de tierras, caligrafía, literatura) para poder convertirse en una mujer poderosa y proteger a sus hermanas.

Opinión:

Tanto Takeo, en su estancia con la Tribu, en la que presencia la neutralidad de este clan frente al gobierno de los Tres Países, como Kaede, que se ve forzada a hacerse más fuerte para que los hombres la consideren una líder poderosa, hacen que ambos maduren en distintos aspectos de la vida:

Takeo, por su parte, no ha olvidado las enseñanzas de su infancia, las de los Ocultos (que vienen a ser como el cristianismo actual, con un dios que considera a todos iguales, sin distinción de castas). Y es esa visión la que lo hace plantearse lo fugaz que es la vida y la necesidad de que para lograr lo que desea cumplir en ella no debe hacer distinciones entre clases. Esta actitud es algo que le trae varios problemas con la sociedad, tan separada por castas.

Por otro lado, Kaede también se enfrenta a los prejuicios de los hombres y mujeres de su alrededor, que la instan a casarse lo antes posible, pues según ellos, alguien tiene que hacerse cargo de sus posesiones. Ella no quiere casarse aún y por ello necesita hacerse lo suficientemente fuerte como para poder administrar sus tierras y para ser respetada como líder de su clan.

Ambos comportamientos van en contra de lo convencional, de las tradiciones niponas (que vienen a ser la fuente de estos libros) que tan arraigadas, aún ahora mismo, están en la sociedad. Además, no es algo que nos quede muy lejano, precisamente. La similitud del culto de los Ocultos con el cristianismo nos identifica también a nosotros con la historia. En el medievo europeo también había gran separación de castas, al igual que en el medievo nipón: guerreros, nobles, clérigos y campesinos. Y por muy arraigada que estaba la religión cristiana, era muy difícil considerar iguales a miembros de distintas castas.
Lo mismo se puede decir de las mujeres en aquella época, y en la nuestra también, pues aunque en mucha menor medida aún quedan vestigios de que vivimos en una sociedad fundamentalmente patriarcal.

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