23 mayo 2012

La magia de ser intérprete

Dejar de tocar un instrumento provoca una sensación curiosa. Si no quieres dedicarte profesionalmente a él, es inevitable acabar dejándolo. Hay gente que lo deja para dedicarse a ramas parecidas: la composición, la enseñanza, la dirección, la investigación musical...

No sé si es algo común en los músicos, pero me atrevería a decir que sí: cuando uno deja de tocar un instrumento al que le ha dedicado mucho tiempo (veinte años, en mi caso) siente que traiciona a una parte de sí mismo. Esta parte de uno mismo ha estado aprendiendo la técnica y los misterios de este instrumento con una disciplina dura, de las que ya no se encuentran, y ha llegado, al final de años y años de esfuerzo, a disfrutar de la interpretación.

Por tanto, cuando una se ve obligada a dejar de tocar porque en la vida cobran protagonismo otras cosas (trabajo u otros intereses), se siente como que le han quitado algo, y se pregunta: ¿de qué han servido todos estos años estudiando el instrumento, si ahora lo tengo que dejar? Con lo único con lo que se puede consolar una es con saber que ese aprendizaje le ha dado una capacidad de percibir la música a un nivel muy distinto del de el simple melómano (sin ofender a los más aficionados): se percibe la dificultat técnica de los fragmentos, la cohesión y coordinación entre los miembros de la orquesta, se SABE lo duro y difícil que es llevar ese tipo de cosas a cierto nivel.

Aún así, cuando un día como hoy llevo a mis niños a visitar la Casa de la Música, aquí en Tortosa, y veo todos los profesores de instrumentos, algo en mi interior se agita, una sensación que se quedó enterrada en su día y que sólo logro experimentarla, por ejemplo, tocando un buen concierto de Mozart con el oboe.

1 comentario :

rOsE dijo...

Oleee!!! Guapa, tot lo que fem amb el cor i amb ganes i il·lusió no es perd mai ni cau en sac buit. Al contrari, tens un sac ben ple, de coneixements, d'hàbits, d'esforç, de concentració, de saber el que costa arribar a este nivell que tu dius. I estos 20 anys t'han fet la persona que ets ara, així que pots estar-ne orgullosa, perquè vals molt!!!